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Mujeres latinoamericanas relatan historias de amenaza y muerte por prohibición del aborto

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Stephanie Innes

La Voz


Cristina Quintanilla fue encarcelada cuando era adolescente, castigada por haber dado a luz a un niño muerto cuando tenía siete meses de embarazo, contó recientemente durante un evento de narración de historias en Phoenix.


En ese momento, Quintanilla vivía en El Salvador, donde las mujeres son arrestadas y encarceladas rutinariamente por tener abortos espontáneos o dar a luz bebés muertos. El bebé habría sido el segundo hijo de Quintanilla, un hijo que ella deseaba.


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Quintanilla fue una de las tres mujeres latinoamericanas que relataron historias dolorosas y a veces horribles sobre restricciones reproductivas como parte del evento Latinx Storytelling Tour, que tuvo su primera parada en Phoenix y tuvo eventos planeados en tres lugares más de Arizona: Somerton, Nogales y Tucson, antes de dirigirse a Florida.


"Pasé del hospital directamente a la cárcel", relató Quintanilla en español a través de un traductor, recordando el nacimiento sin vida del 2004. "La prensa dijo que yo era una mujer que había matado a mi bebé".


El objetivo del evento, que se celebró a unas semanas antes de las elecciones del 5 de noviembre, fue destacar las historias de aborto de mujeres latinoamericanas de países con severas restricciones al aborto y subrayar la importancia de luchar contra las leyes reproductivas opresivas, dijeron los organizadores.


Campaña electoral por el aborto de Arizona presente


Entre los organizadores del evento se encontraban el Centro Internacional para la Igualdad de la Mujer, así como Arizona for Abortion Access, la campaña de medidas electorales para la Proposición 139, que consagraría el derecho al aborto en la Constitución de Arizona.


Una portavoz de la campaña contra la Proposición 139, llamada "It Goes Too Far" (Va Demasiado Lejos), dijo que las historias contadas por mujeres de países con prohibiciones extremas al aborto suenan trágicas, pero que esos escenarios no son indicativos de lo que está sucediendo en Arizona.


"Las historias trágicas de otros estados y otros países no sucederían aquí", señaló la portavoz de It Goes Too Far, Cindy Dahlgren, cuando el Arizona Republic le contó sobre el evento. "Las mujeres de Arizona se están haciendo abortos y no se las está rechazando. Las mujeres están recibiendo tratamiento para abortos espontáneos y embarazos ectópicos".


Los opositores a la Proposición 139 aseguran que una enmienda constitucional permitiría el aborto no regulado en el estado, y que eso a su vez representaría un riesgo de seguridad para las mujeres y niñas que buscan abortar. Dicen que la ley actual es suficiente, y no es una prohibición del aborto como han dicho los defensores.


El aborto es legal en Arizona hasta las 15 semanas de gestación, sin excepciones por violación o incesto, aunque hay una excepción por emergencia médica. La ley define una emergencia médica como una condición que, según el "juicio clínico de buena fe" de un médico, complica la salud de una mujer haciendo que el aborto sea necesario para "evitar su muerte o para la cual un retraso creará un riesgo grave de deterioro sustancial e irreversible de una función corporal importante".


La Proposición 139, si se aprueba, prohíbe las restricciones al aborto hasta la viabilidad fetal: Alrededor de las 23 o 24 semanas de embarazo y cuando un proveedor de atención médica determine que hay una probabilidad significativa de que un feto sobreviva fuera del útero. Después de la viabilidad, el gobierno no podría restringir los abortos que sean necesarios para proteger la vida o la salud física o mental de la madre.


Una niña embarazada murió después de que se le negara atención oportuna contra el cáncer, dice su madre


La lucha contra las restricciones al aborto en América Latina es un movimiento que a menudo se conoce como la Ola Verde, porque el verde significa salud, esperanza y vida. Si bien El Salvador todavía tiene una prohibición total del aborto, ha habido victorias más recientes en países como México, Argentina y Colombia, donde se han relajado las restricciones al aborto.


"He visto de primera mano lo que es vivir bajo leyes restrictivas sobre el aborto. Ver lo que sucede en los Estados Unidos, con una gran población de latinos, me hace sentir como si estuviera en casa", señaló Paula Avila-Guillen, activista de derechos humanos que es directora ejecutiva del Centro para la Igualdad de la Mujer.


Los eventos de narración de historias protagonizados por mujeres latinoamericanas como Quintanilla, idealmente, enviarán un mensaje de que "no podemos permitir que estas restricciones sean el status quo" (estado actual de las cosas), dijo Ávila-Guillén.


"Si dejamos que pase demasiado tiempo, la gente se sentirá cómoda", explicó. "Este es un momento para contraatacar"


El Centro de Derechos Reproductivos, una organización mundial de derechos humanos, dice que ha habido una tendencia abrumadora hacia la liberalización de las leyes sobre el aborto, con 60 países flexibilizando sus leyes en los últimos 30 años. Solo cuatro países han desautorizado el aborto durante las últimas tres décadas, dice la organización: Nicaragua, Polonia, El Salvador y Estados Unidos.


La prohibición del aborto en El Salvador no tiene excepciones, al igual que en la República Dominicana, donde la hija de 16 años de Rosa Hernández, Rosaura "Esperancita" Almonte Hernández, vivía cuando quedó embarazada.


Rosaura se enteró de que tenía leucemia en julio del 2012, cuando tenía siete semanas de embarazo, y por esa razón, dice su madre, no recibió el tratamiento inmediato que necesitaba, porque los médicos tuvieron que sopesar si el tratamiento dañaría a su bebé. A ellos sólo les importaba el embarazo, y no Rosaura, relató su madre. Rosaura murió al mes siguiente, cuando tenía 13 semanas de embarazo, al igual que su feto.


La lucha en Arizona no es sólo por aprobar la Proposición 139, sino por lo que sucede después, dijeron los asistentes al evento de Phoenix. Por un lado, Medicaid en Arizona debería cubrir el aborto para que sea más accesible para todos los que lo necesitan, expuso Alejandra Gómez, directora ejecutiva de Living United For Change in Arizona (LUCHA por sus siglas en inglés), y también una de las narradoras del evento.


Gómez también dijo que el trabajo para lograr la libertad reproductiva necesita bloquear las restricciones específicas a los proveedores de abortos, conocidas como leyes TRAP, que son requisitos onerosos, costosos y médicamente innecesarios que a menudo se imponen a los proveedores de abortos y a los centros de salud de la mujer con el fin de dificultarles su funcionamiento.


Gómez, de 42 años, tuvo un aborto durante la Gran Recesión cuando tenía 20 años, estaba en una relación poco saludable y cuando necesitaba ayudar a su familia porque su padre, un trabajador de la construcción, había perdido su trabajo.


"Me encontré frente a la realidad de 'no voy a poder cuidar a un niño, cuidar a mi familia y cuidarme a mí misma'", contó. "También sentí que simplemente no estaba lista".


Green Wave liberó a mujeres encarceladas


El movimiento por la libertad reproductiva no se trata de límites como la restricción de 15 semanas de Arizona, dijo Ávila-Guillén. Se trata de permitir que las familias y los médicos tomen decisiones sobre cuándo tener un aborto, no los legisladores, apuntó.


El impulso por la libertad reproductiva en Arizona tiene una energía emocionante que le recuerda a Ávila-Guillén el movimiento latinoamericano por la libertad reproductiva, dijo a los reunidos en Phoenix.


En cuatro años, la Ola Verde en América Latina cambió las leyes en Argentina, Colombia y México y pudo liberar a más de 65 mujeres que estaban encarceladas por abortos espontáneos y muertes fetales en El Salvador, según Ávila-Guillén. El movimiento fue fundamental para poner fin a la prohibición de la anticoncepción de emergencia en Honduras, dijo.


"Creo que ese es el mensaje aquí", afirmó. "Solo tenemos que contraatacar".

La reportera de The Republic, Stacey Barchenger, contribuyó con este artículo.

Traducción Alfredo García


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