Autoría: Kimberly Rocío López
Arizona es uno de los estados más disputados porque cada voto cuenta y los candidatos agotan sus opciones para conquistar a los ciudadanos.
Ese mismo día, Kamala Harris, la candidata del partido Demócrata, tomó un vuelo a Phoenix para pedir a la población latina su voto en un mitin en el Talking Stick Resort Amphitheater, un anfiteatro con capacidad para 8 mil personas. Harris logró reunir a unas 3 mil.
La mítica banda norteña, Los Tigres del Norte, fue los teloneros de la candidata.
Apenas tocaron cinco canciones. Un hombre de sombrero se cubrió el rostro para enjugar las lágrimas cuando sonó uno de los himnos de los migrantes mexicanos que compara a Estados Unidos con «una jaula de oro»; porque ganan dinero por su trabajo pero viven «como prisioneros». La canción alude precisamente a uno de los mayores miedos de la comunidad latina y una de las principales amenazas de Donald Trump, el candidato republicano que promete romper el récord de mayores deportaciones al llegar al poder.
La falta de oportunidades de la que huyen, la criminalización, la discriminación, los sacrificios que impone la emigración y el abandono de sus países de origen son realidades que retrataron en el corto repertorio. Mientras una parte del público cantó, bailó y lloró; el resto siguió el ritmo con las palmas porque no entendían la letra en español de las canciones.
La siguiente melodía, en este contexto, en este territorio, fue un grito de guerra frente al racismo que los quiere expulsar.
«Somos más americanos», además de ser una canción emblemática de Los Tigres del Norte, es una lección de historia que recuerda cómo Arizona fue parte de México hasta 1848 cuando Estados Unidos lo anexó a su territorio. En 1912 pasó a ser oficialmente un estado estadounidense. «Nos compraron sin dinero las aguas del Río Bravo y nos quitaron a Texas, Nuevo México, Arizona y Colorado».
En todo el mundo, hay más de 12 millones de mexicanos migrantes en distintos países, pero especialmente en Estados Unidos y Canadá. Desde la tarima en la que minutos después Harris daría un discurso que omitió la migración, el vocalista Jorge Hernández recordó:
«…Yo no crucé la frontera,
la frontera me cruzó
América nació libre,
el hombre la dividió…»
El discurso de Harris y el miedo a Trump
Phoenix se encuentra a 180 kilómetros del punto más cercano de la frontera con México. Es una de las ciudades más pobladas de Estados Unidos donde más del 40 por ciento de sus habitantes son latinos, la mayoría mexicanos. Aunque en los últimos años ha tomado ventaja el idioma anglosajón, en Phoenix se habla por igual el español que el inglés. Cinco días antes de las elecciones, Harris eligió esa ciudad para reforzar su mensaje.
En inglés y en español, figuras políticas importantes en Phoenix tomaron el micrófono sobre el escenario para dar su apoyo a Harris. Regina Romero, alcaldesa de Tucson desde 2019; Katie Hobbs, gobernadora de Arizona; Gabrielle Giffords, exmiembro de la Cámara de Representantes; y Rubén Gallego, candidato al senado, pidieron uno tras otro el voto para la candidata demócrata.
«Estamos muy cerca de Halloween, pero no hay nada que nos dé más miedo que Donald Trump en la Casa Blanca», bromeó la alcaldesa de Phoenix en su intervención. Y es cierto. En Phoenix, la población latina teme verlo de nuevo en la presidencia. «Sabemos lo que Trump ha hecho con nuestra comunidad y no queremos repetir eso», dijo Gina Méndez mientras hacía fila para entrar al anfiteatro. Ella integra la organización Living United for Change in Arizona (LUCHA).
Latinos como Gina se organizaron en grupos para salir a las calles a tocar puertas y pedir a los ciudadanos que voten. Es una práctica común en los últimos meses en lugares como Arizona donde el margen de ventaja entre uno y otro candidato es mínimo.
Hasta el 5 de noviembre, Phoenix tendrá la oportunidad de elegir a su candidato para la presidencia, como también dará su voto a una serie de enmiendas legislativas. Entre las más importantes figura una propuesta para garantizar el acceso al aborto hasta el punto de la viabilidad fetal y otra que permitiría a la policía estatal arrestar a personas que crucen la frontera de forma irregular. Estas modificaciones dividen a la población, a los latinos y a los estadounidenses republicanos más radicales.
A lo largo de su campaña, Harris se ha posicionado a favor de los derechos reproductivos de las mujeres y en contra de la retórica anti inmigrante. Sin embargo, en su visita a Guatemala, uno de los países que más expulsa a su población, pidió y repitió expresamente a los guatemaltecos: «No vengan». En tanto, Trump ha radicalizado su discurso en contra de migrantes y en contra de las mujeres.
«Hay una pelea por el futuro y por la libertad, como la libertad fundamental de cada mujer de tener derecho sobre su propio cuerpo. Trump no cree que las mujeres deban tener la autoridad para tomar decisiones sobre sus propios cuerpos, dice que las mujeres deben ser castigadas por sus decisiones, no respeta la libertad y la inteligencia de las mujeres», dijo Kamala Harris sobre el escenario. Su intervención fue la última. La antecedieron Los Tigres del Norte y Ruben Gallego, quien de ganar las elecciones sería el primer senador latino del Estado.
En 25 minutos, Harris habló del daño que hizo Trump en la presidencia y de cómo beneficiaría a «sus amigos millonarios» de llegar al poder. También enlistó sus prioridades: bajar el costo de la vida, promover el acceso a la vivienda, reducir impuestos para la clase media, y garantizar la salud como un derecho y no un privilegio. Aunque ha sido pilar en su discurso, esta vez no habló de migración, dejó que sus invitados lo hicieran por ella.
«Este concierto me hizo tener flashbacks de cuando era niño, los que son latinos saben de qué hablo», dijo Ruben Gallegos al subir al escenario. El candidato pelea por un puesto en el senado contra Kari Lake, la candidata republicana que, fiel al estilo de Trump, se ha referido a los migrantes como violadores y criminales.
En inglés o en español, latinos o estadounidenses nativos reunidos en el lugar tenían una consigna común: «No vamos a regresar, we're not going back. Votar por Trump, dicen, sería dar un paso atrás en materia de derechos y oportunidades».
Según las encuestas más recientes, Donald Trump encabeza la intención de voto en Arizona, supera a Kamala Harris por dos puntos porcentuales. En las elecciones pasadas la victoria del Partido Demócrata en Arizona fue una sorpresa que desean que se repita porque, aunque Harris no represente al cien por ciento sus intereses, regresar a la era de Trump sería volver a vivir con miedo, volver al pasado.
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